La introducción de un ácaro microscópico, que devora plagas, en los cultivos de rosas ha permitido mejorar la productividad de este mercado en Colombia, uno de los grandes exportadores mundiales de flores.
Los artífices de este desarrollo biotecnológico, denominado Bichópolis, son la ingeniera agroindustrial Yohana Martínez y el administrador de empresas agropecuarias Alex Escobar, un matrimonio que ha conformado un negocio dedicado a la cría de ácaros útiles para el desarrollo de la floricultura.
“Son bichos que se comen a otros bichos”. El resultado de la investigación inicio en 2010 en la sabana de Bogotá, donde se produce una buena parte de las rosas que Colombia exporta.
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Esta tecnología se ha probado con éxito en Holanda, Estados Unidos, Egipto e Israel. Y en el caso de Colombia, que en 2012 exportó rosas por 129 millones de dólares, ya ha dado como resultado una mejora de la calidad de la flor y un aumento de la productividad de la planta.
Los químicos y plaguicidas tienen un efecto similar a la quimioterapia: “te quitan el cáncer pero se te cae el pelo, porque estás agrediendo al organismo”; sin embargo, con los ácaros depredadores prácticamente “no existen efectos secundarios”.
Las ventajas no solo están en la reducción de los químicos sino en que los seres microscópicos se reproducen rápidamente y pueden “cazar” su presa en el mismo cultivo, una persecución imposible para el plaguicida.
Los químicos y plaguicidas tienen un efecto similar a la quimioterapia: “te quitan el cáncer pero se te cae el pelo, porque estás agrediendo al organismo”; sin embargo, con los ácaros depredadores prácticamente “no existen efectos secundarios”.
Las ventajas no solo están en la reducción de los químicos sino en que los seres microscópicos se reproducen rápidamente y pueden “cazar” su presa en el mismo cultivo, una persecución imposible para el plaguicida.
Bichópolis ha aplicado esta solución en 15 fincas de rosales en la sabana de Bogotá, ubicadas en los municipios de Cajicá, Nemocón y Tabio, donde “la disminución de agroquímicos ha sido del 80%”.
Este desarrollo se ha llevado a cabo en invernaderos que cubren 60 hectáreas y en los próximos dos años estos emprendedores colombianos esperan llegar a buena parte de las 3.000 hectáreas que Colombia tiene sembradas de rosas.