34% de
los casos de cáncer tiene origen en malos hábitos, 10% del cáncer mamario se
asocia con sedentarismo, 5% de los cánceres de seno es hereditario y 21% de los
casos de cáncer de mama es atribuible al consumo de alcohol, el sobrepeso y la
falta de actividad física, según la Organización Mundial de la Salud.
Los avances de los últimos quince años han permitido que, más allá del
pánico que puede generar su diagnóstico, sobreviva la esperanza de que el final
no es inminente.
Es que el cáncer de mama en Colombia y el
mundo ya dejó de ser una tragedia anunciada para comenzar a ser vista como una
enfermedad crónica, asociada al estilo de vida, y como tal, capaz de ser controlada,
lo que se traduce en pacientes que no solo viven más, sino mejor
Diagnóstico y tratamiento, dos ejes de la enfermedad tan íntimamente
ligados, han avanzado a una gran velocidad y hacia una nueva dimensión en el
cáncer de mama.
Así, ahora es posible detectar lesiones
ocultas o muy pequeñas, que antes eran imperceptibles o precisar la evolución y
el nivel de compromiso del tumor para así tomar decisiones terapeúticas y
quirúrgicas más certeras. Esto gracias a mamografías en alta resolución,
resonancias nucleares magnéticas y tomografías por emisión de positrones.
Incluso, se han desarrollado estudios de inmunohistoquímica, que permiten
identificar el tipo de célula que produce el tumor.
De hecho, aparte de los vómitos y la caída del pelo, que son los más
conocidos, hay otros como diarrea, descamación de la piel, problemas renales,
cambios en la presión arterial, anemia, esterilidad y disminución de los
leucocitos o células de defensa, que expone a infecciones.
Otro gran paso en el tratamiento de este tipo de cáncer se ha dado con
la aplicación de la tecnología centinela, en la que se inyecta una sustancia
radiactiva cerca al tumor, la cual viaja a través de los conductos linfáticos
hasta el ganglio centinela (el primero que afectan las células tumorales cuando
intentan diseminarse), tiñéndolo de un color azul.
Una vez identificado, se extrae con una sonda para enviarlo a patología
y determinar si ha sido afectado. Si no lo está, la paciente puede salvarse de
un vaciamiento axilar, procedimiento que elimina todos los ganglios axilares,
para evitar una metástasis. Este procedimiento genera complicaciones como la
hinchazón permanente del brazo y su pérdida de sensibilidad y movilidad.
Uno de los más grandes hallazgos científicos en cuanto a tratamiento tiene que ver con el avance de la biología
molecular, que se refleja en medicamentos mucho más efectivos.
Como si fuera poco, esos fármacos se pueden
combinar con moléculas capaces de vencer la resistencia que ejercen estas
células tumorales al defenderse de los fármacos y que potencian su acción. A
estos dos grupos de revolucionarios tratamientos se les conoce como anticuerpos
monoclonales.
Las beneficiarias de este hallazgo son principalmente las pacientes con
cáncer metastásico (que ha invadido otros órganos), aunque no excluye a quienes
sufren cánceres tempranos.
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